Julio Cesar Rivera Davalos

 

Escritor, investigador histórico e himnólogo

MIEMBRO BENEMERITO DEL CLL

05 de Setiembre 1941 - 06 de Marzo de 2021

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Biografía y Trayectoria:

 
Filósofo de lo cívico, himnólogo, contador, economista, auditor, y escritor peruano, nacido en Cusco el 05 de Setiembre de 1941. Su importante obra reavivó el debate sobre las letras del himno nacional del Perú. Propuso la teoría de la que el himno actual del Perú es un mito (fase mítica), destacó la importancia del símbolo patrio como poder actuante y conformadora de la mentalidad nacional (fase timética), y planteó una filosofía del símbolo hímnico (fase simbólica) como requisito para articular un consensuado y coherente canto patrio. En este sentido sus investigaciones trascienden sus fronteras porque atañe a una problemática que cobra actualidad como respuesta de las patrias que reaccionan ante la globalización y de las regiones que reclaman su autonomía frente a sus estados nacionales.
 
Tesis Principales:
 
Sus planteamientos principales giran en torno a las siguientes categorías creadas en sus planteamientos:
 
Princio de atemporabilidad.
Princio de intangibilidad.
Princio de armonia de los opuestos.
Emocionalidad civico-etica.
Filosofia simbolica himnica.

 

Pensador Hímnico:

Julio César Rivera Dávalos, es heredero de una rica tradición de cuestionamientos sobre el himno nacional del Perú, que se remonta a la temprana fecha 1867 cuando la Academia de Ciencias y Bellas Artes presenta los primeros intentos de reforma por marcada hispanofobia poética. Intentos que prosiguieron a lo largo del siglo XIX y XX con el Club Literario de Lima (1873), el concurso convocado por el gobierno de López de Romaña (1899-1903), José Santos Chocano y su letra ganadora en dicho concurso, las críticas acervas de Manuel González Prada y de Ricardo Palma. Más adentro del siglo XX, Pons Musso, Raygada, J. J. Vega y Agurto Calvo insisten en la crítica y agotan la propuesta reformista.

La peculiaridad de la postura de Rivera Dávalos consiste en denunciar con documentación, el hecho de que San Martín no sancionó un Himno sino una Canción de carácter Patriótica y temporal. El himno actual es jurídicamente nulo, psicológicamente opresivo y espiritualmente conformista.

En segundo lugar, constata que las letras del actual himno son depresivas e ininteligibles y lo cual justifica actualizar la letra.

En tercer lugar, es el momento de proponer el cambio completo del himno nacional del Perú, con metáforas éticas que coadyuven a reestructurar el inconsciente colectivo y la mentalidad nacional.

Los usos y costumbres no pueden justificar la ley de intangibilidad del himno por cuanto el símbolo hímnico no es un mero símbolo estético de índole emocional, sino que, por el contrario, es un símbolo estético peculiar, de carácter cívico, y por tanto emocional, intelectivo y volitivo.

En cuarto lugar, la intuición genial de su planteamiento reside en una re conceptualización de la libertad, en donde la libertad cosificada del ente supraindividual hace creer al individuo que es libre. La verdadera libertad nace de lo individual y se eleva hacia lo supraindividual, son los individuos libres, talentosos y virtuosos los que hacen a la Patria realmente libre y grande y no a la inversa.

De ahí que estamos ante la primera propuesta sostenida de reforma completa e integral de sus letras, manteniendo su música, que la considera muy bella tras los arreglos que le hizo Rebagliati en 1868.

 

Evolución Intelectual:

La evolución intelectual de su planteamiento atraviesa por tres etapas de profundización creciente las cuales son:

Fase mítica (2004)

Fase timética (2008)

Fase simbólica (2014)

 

Anécdota:

Julio César Rivera Dávalos, Cusqueño de nacimiento. De padre comerciante y de madre ama del hogar, es uno de los diez hermanos que tuvo sus padres, quien recuerda que la emoción patriótica lo embargó, cuando en la secundaria elaboró y expuso un discurso en representación de su escuela, su comunidad y la Patria, respecto a las pretensiones territoriales del Ecuador, país en esa época encabezado políticamente por el presidente Velasco Ibarra. Gracias a su vital intervención oratórica fue muy aplaudido y las vitales sentidas expresiones vertidas para tal coyuntura de la realidad internacional. Años más tarde escucharía de su hermano Luis, graduado en Lima de odontólogo, que las letras del himno nacional del Perú eran espúreas y debían ser modificadas. Lo cual lo impactó profundamente.

A continuación estudia Contabilidad en la Universidad del Cusco. Lograda su independencia económica se traslada a Lima, donde hace una exitosa carrera como Auditor de la Contraloría General de la República. Al jubilarse renueva su inquietud juvenil por el estudio de la problemática del himno nacional del Perú. Asiste primero al cenáculo El Búho Rojo, luego se incorpora al Cenáculo Sanborjino de Filosofía dirigido por el embajador Antonio Belaunde Moreyra y el filósofo Gustavo Flores Quelopana.

Se enriquece con el contacto de diversos filósofos como Rivara de Tuesta, Francisco Nicoli, Peña Cabrera, y jóvenes valores, asiste a las sesiones de la Sociedad Peruana de Filosofía y comienzan sus estudios autodidactas sobre filosofía. Tras una larga permanencia en dicho cenáculo publica su primer libro "El mito de un símbolo Patrio", agradeciendo el estímulo recibido por el grupo de intelectuales que conformaban dicho cenáculo. Pero el principal influjo filosófico lo recibe del escritor y ensayista Gustavo Flores Quelopana.

Por una indisposición temporal de salud del embajador Belaunde el cenáculo se traslada generosamente a su casa y lo bautiza como cenáculo de Filosofía "Yachaywiñay" (Camino del Saber), del cual sería su Presidente, y a cuyas sesiones asistiría con asuidad, entre otros, el embajador Antonio Belaunde Moreyra. Allí ahondaría sus investigaciones, proseguiría sus estudios filosóficos y continuaría su carrera de escritor e himnólogo, realizando su sueño de antaño.

 

Repercusión de su obra:

Demostrando que se trata de un intelectual orgánico Julio César Rivera Dávalos no se limita a la investigación y publicación, sino que con coraje y determinación inicia la acción para que su propuesta hímnica sea tomada en cuenta, entrando en contacto con congresistas, periodistas, medios de prensa y universidades.

Cuando en el 2004 publica su primer voluminoso libro "El mito de un símbolo patrio" inmediatamente se embarca en una solitaria pero fructífera campaña de difusión y modificación de la letra del himno nacional del Perú. Fruto de estos primeros esfuerzos son el pronunciamiento que consigió por parte del Colegio de Abogados de Lima sobre la sentencia inconstitucional del Tribunal Constitucional que defiendió la Ley de Intangibilidad en el 2005.

Cuando en el 2008 publica su segunda obra "El poder del símbolo patrio" vuelve a la carga a nivel congresal, universidades y de otras instituciones. El resultado de sus denodados esfuerzos no son como él quiere y culmina en un debate en los medios y en la sustitución de la primera estrofa por la última por el gobierno aprista de Alan García en el 2009, lo que concitó la atención de la prensa internacional.

 

Repercusión internacional:

Luego de dos entrevistas concedidas a la Revista semanal Caretas (nº 1986 del 26 de julio del 2007, edición que adjuntó un CD incluyendo su propuesta; y luego en la edición nº 2139 del 22 de Julio del 2010, que reseñó su segundo libro, incluyendo un gráfico de la incidencia del himno en la mentalidad nacional), concitó la atención de la prensa internacional.

El importante medio de comunicación norteamericano "The Wall Street Journal" de la ciudad Nueva York con fecha 28 de enero del 2011 publicó en primera plana y en la página 12 la entrevista que le hizo su corresponsal Matt Moffett con el título "¿Oh diga, puede haber nuevas letras para este himno? Peruanos ajustan sombría canción nacional, Canadá y Rusia dicen no". Esta entrevista repercutió en otros medios de comunicación importantes del mundo.

Inmediatamente vinieron otras dos importantes entrevistas internacionales. Una de parte de la prestigiosa revista brasileña "Istoe" y la otra de parte del diario "The Guardian" de Londres.

 

Valoración crítica:

El esfuerzo por dar un significado filosófico al himno ha dado sus frutos en la obra de Rivera Dávalos. A él le corresponde el mérito de haber elevado el análisis hímnico por encima del significado sociológico, estético o político. En este sentido es el primer intelectual peruano que llevó a cabo esta ingente tarea. Sentó las bases y los principios de la himnología filosófica y estableció la singularidad categorial de la emocionalidad cívico-ética como fundamento de la simbología hímnica. Con esto dio un paso decisivo para librar a la himnología del signo consuetudiario o el imperio del uso y la costumbre, para asentarla sobre un fundamento propio. A partir de su aporte todo himno patrio no será más un simple símbolo estético, sino, sobre todo, un símbolo cívico de contenido ético.

Admirable resulta su contribución si se toma en cuenta no sólo lo tardío de sus estudios filosóficos, sino también que emprende su cruzada sexuagenaria, y septuagenario ofrecerá su mejor y tercer libro. Lo cual es una muestra de su fervor casi místico a su tarea, su gusto por extraer enseñanzas y estímulos de la lectura de los grandes libros, la nobleza de un espíritu siempre modesto, alejado de maldades y envidias, y la capacidad de una voluntad capaz de sobreponerse a la adversidad y de forjar en la mentalidad colectiva el pensamiento de liberación basada en la concepción de un destino superior.

Su caso ilustra bien lo que reza el Evangelio: "Corona de honra es la vejez, que se hallará camino de justicia". Efectivamente, su ejemplo ilustra que la verdadera felicidad para los hombres no es la libertad sin ideal, sino la aceptación voluntaria de un deber de responsabilidad individual y colectiva para la liberación de la mentalidad de opresión imperante en el mundo. Rivera Dávalos supo rescatar para su vida una causa a la que sirvió voluntariamente como un deber.

 

Obras Bibliográficas:

El Mito de un Símbolo Patrio (2004).

Filosofía del Himno Nacional (2006).

El Poder de un Símbolo Patrio (2008).

La nueva clave de la simbología hímnica. La emocionalidad cívico-ética (2014).

Filosofía del Himno Nacional (2006)-Ponencia Plenaria en el Primer Congreso Regional de Filosofía del Norte del Perú-UPRG-Lambayeque.

Filosofía aplicada al Himno Patrio (2008)- Ponencia en el X Congreso Nacional de Filosofìa-Arequipa.

Hermenéutica del cambio del Himno Nacional (2011)-Ponencia en el XIII Congreso Nacional de Filosofía-UNAP-Iquitos.

Filosofía del himno Nacional (2013)-Ponencia en el XIV Congreso Nacional de Filosofía-UNMSM-Lima.

Mito y Realidad del Himno Nacional (2013)- Conferencia magistral en la UNSAC-Cusco.

 

Reconocimientos & Membresías:

Miembro del Colegio de Contadores del Perú

Miembro del Patronato Cultural Lima Triunfante

Miembro Fundador del Instituto de Investigación para la Paz -IIPCIAL

Miembro del Instituto Internacional de Filosofía Andina-SIFANDINA

Miembro del Instituto Intercultural Pachayachay

Miembro Fundador del Cenáculo de Filosofía Yachaywiñay

Miembro del Cenáculo de Filosofía y Ciencia "La Serpiente de Oro"

Galardonado como Personaje del Año 2011 por el Colegio de Periodistas del Perú

Premio Birrete de Plata otorgado "A los mejores del Perú" en el 2008 por el Colegio de Doctores de Educación del Perú y la Revista Universidad y Negocios

 

 

Julio Rivera Dávalos y su propuesta de un nuevo Himno Patrio

El himnólogo peruano Julio César Rivera Dávalos propone cambiar la letra del actual Himno Nacional el Perú. Esta propuesta la viene defendiendo, desde hace diez años, en diversos foros y a través de sus libros "El Mito de un Símbolo Patrio" y "El Poder de un Símbolo Patrio. Clave de la identidad e Integridad". En tal video-entrevista, no sólo expone las razones de su propuesta, sino que nos ofrece su propia versión de Himno Patrio.

 

Mito y Realidad del Himno Nacional del Perú

 

Julio Rivera Dávalos y su tesis sobre el Himno Patrio

 

Escritor e himnólogo peruano, quien ha venido defendiendo a tesis de que el Perú no tiene Himno Patrio, a través de sus publicaciones "El Mito de un Símbolo Patrio" y "El Poder de un Símbolo Patrio. Clave de la identidad e Integridad" y en congresos y medios de comunicación. Rivera propone una nueva letra de carácter valorativo.

 

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Mito y realidad de un himno patrio

¡Por qué tendría que ser  un mito  y una realidad  hablar sobre el Himno Nacional del Perú? A este  respecto, los  estudios e investigaciones en relación al Himno Nacional del Perú, efectuados  por Julio César Rivera Dávalos  en sus  obras El Mito de un Símbolo Patrio [1]  y “El Poder de un Símbolo Patrio” Clave de la Identidad e integridad[2],  nos lleva a una  disyuntiva aparentemente ingenua, pero  esta supuesta ingenuidad deja de serlo, por cuanto estas obras, desde una perspectiva  histórica, jurídica, literaria y filosófica demuestran  que el Perú carece de himno patrio, en cuanto a su letra; hecho que pone en tela de juicio la historia, el nivel  de cultura  en general y en particular la cultura cívica de los peruanos.  

Tal revelación, obviamente,  constituye  un desafío audaz y  contundente,  para los  historiadores y educadores, así como para todos los peruanos en general; toda vez que este  reto irremediablemente  cambiará una concepción tradicional errada y  enraizada en la mentalidad y la conciencia nacional peruana  a través de más de 180 años,  respecto a que el Perú si tendría  himno patrio, representado por el actual denominado Himno Nacional del Perú  a tal extremo que  algunos hasta lo  sacralizan,  sin conocer  su verdadera historia,  menos  su significado y sentido. Conocer dicha  revelación nos conecta con más de una  sorpresas y a una  verdad, aunque dura, pero al fin verdad,  de que el Perú no cuenta un himno patrio   y que  dicho      Himno Nacional, vigente,  incide  negativamente  la conciencia y la identidad  nacional. 

El  indicado descubrimiento, devela que  la letra actual del denominado himno, técnicamente   representa una apología al lamento y no  corresponde a las características o requisitos  mínimos de un himno patrio, develación  que  constituye un desafío   a  los historiadores, a los educadores,  intelectuales  y en general a todos los peruanos que  aman la verdad.En este sentido,  y dada las circunstancias  en que se encuentra el Perú, la carencia de un himno patrio revela además  un descuido  y una omisión de varias generaciones que pone en tela de juicio un  nivel cultural de conocimientos cuestionable, cuya solución  constituye  también  un desafío para todos los ´peruanos,   en particular   a sus  políticos  de que  quienes se supone  son los primeros  personajes que  trabajan por el Perú, no solo en el campo material  sino también en cuanto a fortalecer la espiritualidad  cívico  y patriótico; es decir, se cree que éstos hombres  son los primeros  ciudadanos llamados a  promover, fomentar y defender los interés de la Patria; sin embargo, extrañamente  hasta el momento consciente o inconscientemente no se dan cuenta de la importancia del problema del denominado Himno Nacional.   

Toda tesis  es producto de una investigación de acuerdo al tema  que se trate; en este caso, el tema que nos ocupa   es resultado  de  un análisis de  carácter    histórico,  jurídico normativo,  literario y  filosófico que motiva a reflexionar seria y responsablemente sobre dicho problema.

Desde el punto de vista histórico:

 El denominado Himno Nacional del Perú,  no tiene  origen  formal; es decir, carece de  partida  de nacimiento, correspondiéndole un origen informal (Letra  y música) proveniente de la  Marcha Nacional, otorgado por el General Don José de  San Martín, como  resultado del concurso convocado, mediante   Decreto del Supremo   Delegado de fecha  07.08. 1821, por el  cual  se convocó   a poetas,  músicos, compositores   y aficionados para la composición, no precisamente  de un Himno Patrio sino  de una Marcha Nacional, a fin  de “animar las almas sensibles” de los que bregaron por la  consecución de la independencia; o sea,  se llamó a concurso con  una finalidad específica, cual fue la de  incentivar los espíritus libertarios independentistas de nuestros predecesores de aquella  época, invitándose a los amantes de la música y letra  para  que presentaran sus propuestas, a cuya letra  su autor lo tituló,  como Canción Nacional, pero por los usos  y costumbres adquirió el adjetivo  y/ o categoría de “himno” sin un fundamento  que lo sustente. Es decir, dicha convocatoria no fue para  otorgar un himno sino para proveer  de una canción motivadora hacia la independencia, toda vez que  aun  formalmente aun no existía patria

El carácter temporal tácito que encierra dicha canción, se  aclaró explícitamente   mediante el Decreto del Supremo Delegado  del 13 de abril de 1822, el mismo que  es coherente  con el primer Decreto del General San Martín  dado en Pisco el 8 de setiembre de 1820, el cual señala: “Así todo cuanto fuere establecido por mí   se considerará solo provisional hasta que  concluida la guerra puedan ellos pronunciarse    sobre sus futuros destinos”.[3]  Concluida la guerra  de la independencia después de 1825, el General Bolívar derogó todo lo dispuesto por el General San Martín, quedando implícitamente fuera de contexto la Macha Nacional, ya denominada informalmente “Himno Nacional”; pero  en el año 1845, el General Ramón Castilla, verbalmente dispone  se vuelva  cantar dicho  “Himno Nacional”,  conocido originalmente como  Marcha Nacional. Con este acto, podemos   decir que  en el Perú  se inicia   la costumbre  insana gubernamental de que  toda norma temporal o provisoria se vuelva definitiva.

Jurídicamente:

No existe ninguna disposición legal  que  reconozca  a la  Marcha Nacional como Himno patrio,  siendo falso los comentarios de  la existencia de norma alguna que   reconozca dicha canción patriótica  como Himno, a lo que se suma  las investigaciones del músico  e himnólogo  don Carlos Raygada quien en su obra: Historia Critica  del Himno Nacional,[4] manifiesta que es falso  aquella frase  “ He  aquí el Himno Nacional del Perú” atribuida a San Martín;  la misma que se debió a un error que aparece en el prólogo biográfico escrito por  don  Félix Cipriano Coronel Zegarra  en el tratado  de  Filosofía Elemental  de la Música de José Bernardo Alzedo; es  decir, que  jurídicamente no existe norma legal alguna  que lo acredite  a la Marcha Nacional  como  Himno.

De otro lado,  la creencia de que se esté  honrando al Perú con el denominado Himno Nacional, es falsa y discordante con el  Artículo 38º de la  Constitución Política  del Perú el cual establece  que: “Todos los peruanos tienen el deber  de  honrar al Perú y de proteger los intereses nacionales, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación”. Con dicha falsedad se incurre en un incumplimiento de la Constitución. Asimismo inconsciente o conscientemente en un fenómeno   de mistificación  o de engaño y   burla a la Patria, ya que dicho “himno” representa una apología al lamento y no una loa o exaltación en sí  a la Patria como debiera corresponder a un himno patrio. Consecuentemente, con la letra  actual del  denominado himno nacional   no se honra al Perú. 

Desde una óptica  Literaria:

La letra del mencionado  himno siempre ha sido cuestionada a lo largo de la historia,  por  su mal gusto literario que no condice  con su bella música; asimismo, ha sido objeto de adulteraciones y deformaciones informales y oficiales. La  composición literaria del himno, fue objeto de críticas tendentes a su modificación o reforma, correspondiendo la primera reacción reformadora de carácter público a una iniciativa de la Academia de Ciencias  y Bellas Artes,  instalada en el Senado el 23 de junio de 1867. Seis años más tarde, el Club Literario de Lima,  acordó realizar una reforma de carácter literario en la discutida composición original del  denominado Himno, por la  tendencia de una marcada hispanofobia poética, además de poseer un mal gusto literario  y adolecer de una serie de defectos extremadamente visibles.

Los primeros  intentos de reforma se presentaron en 1867, a través de la Academia de Ciencias  y Bellas Artes, y luego en 1873 a través del Club Literario de Lima, iniciativas que no tuvieron acogida por razones que se desconocen, aun cuando una  reforma literaria era necesaria por los notables defectos que ya se observaban en el  denominado  himno.

Oficialmente, en 1901  en el Gobierno de López de Romaña,  mediante Resolución Suprema del 08 de mayo de 1901, se aprueba la restauración de la música del denominado Himno Nacional, llevada a cabo por C.  Rebagliati  y  se convoca  a concurso para una nueva Letra, el cual fue  presidido por  don Ricardo Palma y como  ganador fue declarado  el poeta José Santos Chocano, habiendo sido difundido el himno ganador en hojas sueltas  conjuntamente  que el himno original De la Torre Ugarte, advirtiéndose que  hasta 1913 se cantaban tres versiones diferentes, una la original, otra la de Chocano y otra las deformadas informalmente.

Tal desorden dio lugar  a que con fecha 26 de  febrero de 1913  se diera   la ley  de intangibilidad Nº  1801, la cual  en su Art 1º declara como intangible la Letra original de la  Marcha  o Canción Nacional  de Alzedo y  De la Torre Ugarte; sin embargo, en su redacción, de la Letra,  subrepticiamente por razones políticas, del  original de dicha Canción  se  eliminó la Quinta Estrofa, porque   supuestamente  perjudicaba las  relaciones con España  y en su lugar se introdujo la  estrofa  apócrifa  “ Largo tiempo el peruano….”  como  Primera  Estrofa, a pesar  de las aclaraciones de su falsedad por  el escritor don Manuel Gonzales Prada, que por entonces ocupaba el cargo de Director de la Biblioteca Nacional. Ésta adulteración oficial   originó que,  a partir de 1913,  se entonasen como himno  ya no solo tres tipos de letra  sino  hasta cuatro,   desorden que duró unos cinco años aproximadamente. 

Si observamos  la   composición literaria del denominado “Himno”, este se encuentra  estructurada con  muchas metáforas,  y   fue elaborada con un fin motivador independentista, como  para una élite  social  que tenga  cierto nivel  de conocimientos literarios; sin embargo  su estructura y mensajes  nada positivos para un himno patrio   dificulta una rápida  interpretación  de   su significado y sentido, situación  que imposibilita   a la mayoría de la población a conocer dicho  significado, lo que induce  a ser cantado  mecánicamente cual robots,  con la consecuente  incidencia negativa en la mentalidad y la conciencia  nacional. A esto se suma  su  extensión, compuesta por  52 versos, expresados en  el  coro  y sus  seis estrofas.

 Finalmente,  por obra y gracia del Tribunal Constitucional, mediante Sentencia del l8 de mayo del 2005, nuestro denominado  himno,  de haber estado  conformado  por  solo seis estrofas, como su original,  ahora pasa a tener  siete  estrofas, con  60 versos. Sobre la cual el Ilustre Colegio de Abogados de Lima,  con fecha 26 de setiembre  del 2005      opinó institucionalmente, con sabiduría y valentía, que dicha Sentencia es  inconstitucional que excede las funciones del Tribunal Constitucional.   

A través de la historia  no se conoce   una interpretación formal,  ni oficial del sentido y significado de  la Letra del  denominado Himno Nacional, con excepción de las  efectuadas  recientemente en los años 2004 y 2008   en las  obras: El Mito de un Símbolo Patrio  y “El Poder de un Símbolo Patrio”,  Clave de la Identidad e integridad; es decir, que durante  180 años   se ha  ignorado el significado y sentido nada constructivo  que  conlleva la Letra del mencionado himno, ausencia de conocimiento, que ha contribuido a obnubilar la mentalidad y la consciencia nacional, así como a  distorsionar la relación hombre patria  contribuyendo  a la  ausencia de una identidad nacional.

Una interpretación  de la Letra del mencionado Himno, en términos generales, nos indica que dicha letra  como himno patrio no reúne los requisitos  formales  ni estructurales de un himno en esencia,  por representar una  apología al lamento, estar referido a una historia  distorsionada y contener metáforas en exceso de difícil interpretación,  las cuales no se adecuan  al propósito de loar y homenajear  a la patria  como corresponde a todo  himno patrio.

En términos  específicos una interpretación de los  versos más  relevantes  del coro  y de sus estrofas dice lo siguiente:

El verso “Somos libres”  seamos lo siempre” aparentemente exalta a la libertad   a ser exclamada  en todo momento, en cualquier lugar y circunstancia, pero no es ni debe ser así, porque solo clama a  un deseo de ser libres;  toda vez que, la expresión  de somos libres  es únicamente apropiada cuando se manifiesta como una expresión  de celebración, de júbilo,   correlativa al  hecho o suceso de haber sido declarados libres;  de lo contrario,  cuando es   manifestada  reiterada e  inadecuadamente,  fuera de tiempo y lugar, resulta anacrónica, que induce  a   ser  jactanciosa, alabanciosa y vanidosa,  que  cuando es contrastada con una  realidad distinta a la de ser efectivamente  libres,  genera una frustración.

Igualmente,  la expresión de ser libres,  se refiere a un hecho ya logrado en el pasado y   es historia, cuya repetición innecesaria fuera de  contexto, resulta incoherente  con la esencia misma de la libertad; puesto que axiológicamente  la libertad, no es un ente  con vigencia  permanente,  toda vez que su vigencia  está en relación  al cuidado, a la preservación y a la  defensa que se haga de ella para merecerla, de  lo contrario languidece y puede fenecer   sin que nos demos cuenta, con el riesgo de caer en la cobardía, por no haber sido capaces de defenderla y merecerla. De otro lado, la libertad axiológicamente  es un valor   que se realiza  o plasma  en el ejercicio de las virtudes o cualidades. En este sentido  hablando política o sociológicamente,  no basta haber sido declarado ser libre para garantizar su vigencia permanente, es  preciso que la libertad  siempre sea  atendida, cuidada  y defendida   de ser el caso,  para  así merecerla, hechos  que no  se cumple en el Perú,  razón por la cual   nos alejamos más  de  la libertad,  por descuido o negligencia que  pareciera, en demasía,  habernos descuidado de nuestro deber  con nosotros mismos y con la patria, olvidando  aquellos  tres primeros  derechos  y deberes  del ser humano libre que  son  al  amor a  la paz y a velar por la justicia.

Por razones  de  limitaciones de  tiempo y espacio, no nos ocuparemos  de los últimos versos del Coro, que corresponden a una metáfora compleja de difícil entendimiento   para una mayoría de la población,  que  de acuerdo a las  investigaciones sobre   su sentido y significado éstos  son  poco conocidas y  su interpretación es dificultosa para  la mayoría de las población, que no cuenta  de una  mayor educación que la elemental; situación que no es compatible  con los requisitos mínimos  formales de un himno patrio real,  los  cuales  sugiere, entre otros, que su composición literaria  sea de  fácil interpretación  por la mayoría de la población. 

En cuanto a la Primera Estrofa, se sabe  que ella es  apócrifa y anónima,  de   pésimo gusto literario  que corresponde a  un seudo relato y  a una historia  distorsionada,  representando a   una apología al lamento. Esta  estrofa al  margen de ser oprobiosa, ultrajante  para un pensar y  sentir constructivo, tiene una incidencia negativa en el inconsciente colectivo  que infunde sentimientos de indiferencia, indolencia y apatía, que tienden a generar una baja autoestima, en la formación del carácter y la personalidad  nacional;  es decir, esta estrofa de ningún modo puede ser considerada como himno, puesto que la función de un himno patrio real  es  ensalzar a la patria y de constituir un elemento formador y guiador de la mentalidad y conciencia nacional; de  lo cual pareciera no darnos cuenta, y no querer tomar consciencia de la influencia nada constructiva   que ejerce su Letra en  la formación de la identidad nacional. Situación que es incompatible de  con los requisitos formales   o condiciones  estructurales  de un himno real, los que sugieren que un himno patrio:

  • Sea una loa y exaltación  de tributo a la Patria.
  • Motive  sentimientos de amor  y respeto a la patria
  • Incentive un espíritu de fraternidad y solidaridad.
  • Fomente un espíritu de unión, fe y entrega.
  • Tenga un carácter atemporal implícito o tácito.
  • Despierte sentimientos hacia una apertura mental positiva de progreso, defensa, y compromiso con la patria y la  sociedad.

 

La Primera Estrofa es incoherente en relación al coro que  denota alegría e  induce a  ufanarnos de ser libres, deseando  serlo por siempre; mientras que dicha   estrofa es triste y hace alusión al peruano oprimido arrastrando cadenas, que en silencio gimió  y su indolencia de esclavo sacudió, levantando la humillada cerviz; dando a entender que todos los peruanos hemos sido esclavos, lo cual es completamente falso, ya que solamente los inmigrantes negros traídos del África fueron esclavos. Sugerir que los  peruanos hayan  gemido en silencio es una metáfora, que el  escritor  don Ricardo Palma  ridiculizó diciendo que dicho verso  saca chispas y  no se ajusta a una metáfora constructiva ni menos a la verdad.

El gobierno del  Alan Garcia,  ante tanta crítica sobre la letra del Himno Nacional  dispuso que en los actos públicos de las FF.AA.  sea entonada    la última estrofa  en lugar de  la primera. Sobre este particular   si  hacemos un análisis jurídico y filosófico,  apreciaremos  que se trata de una  suspensión  de  la entonación  de la Primera estrofa y de  su  sustitución con la  Sexta Estrofa , conocida comúnmente    como cambio del Himno Nacional. Esta  disposición gubernamental  es errada, ilegal y no  soluciona el problema de fondo, ya que tal medida es solo  un paliativo   que no obedece a una comprensión real del problema que se traduce  en una   solución aparente  por lo siguiente:

Primero:

Porque  pese a   la importancia y trascendencia del  problema  del himno, tal denominado cambio  no ha sido abordado  con seriedad y responsabilidad por el Gobierno  en forma  explícita en su conjunto, aun cuando la citada disposición  significa un reconocimiento implícito y oficial  de la existencia de un problema  serio en la composición literaria  del referido  Himno, cuyos mensajes afectan  la autoestima de la población.  La indicada sustitución,  por lógica  elemental, debió ser con   la segunda estrofa; pero no fue así, por cuanto  ésta ni las siguientes estrofas reúnen las   condiciones, como para  ser preservada como himno; sin embargo,  se decidió  por la sexta estrofa por ser la menos dañina   al inconsciente colectivo; es decir, se trató de una  simple selección emocional   a dicha  estrofa,  conservando la  vigencia  de la primera  estrofa, pese a su inautenticidad  ampliamente demostrada.

Segundo:

Porque  el indicado cambio es una solución aparente  al  problema del Himno, debido a que no aborda la cuestión  de fondo; pero no deja ser  un paso  previo y fundamental, que puede viabilizar  una  posible solución integral del  verdadero problema del himno, dado  que el cambio del denominado   “himno” del Perú,  requiere de   estrategias; toda vez  que,  se trata de cambiar  una concepción deformada  del himno, enraizada en la mentalidad nacional, a causa de  una  mentira, un engaño y una  omisión  encubiertas  durante  casi dos siglos, por una  indiferencia  y un facilismo, arraigados en nuestros usos y costumbres, así como por  un amor fatuo y  efímero mostrado a la  Patria. En estas  circunstancias  no es posible pretender un desarrollo cívico patriótico, en la cultura en general,  menos  pretender alcanzar la integración y unión de todo los peruanos, menos aún   nuestra inclusión al “primer mundo” anhelado  por todos los peruanos, por cuanto  ni siquiera sabemos dar muestras sinceras de amor  a la patria ni  gratitud a sus héroes y predecesores que  forjaron la libertad, como toda nación civilizada lo que desdice nuestro nivel   cultural. 

Tercero:

Porque  la referida medida gubernamental no  garantizan en absoluto  que con otro gobierno,  nuevamente se vuelva  a cantar  la primera estrofa y, las buenas intenciones corran el riesgo  de convertirse en una manipulación política más, básicamente, por encontrarse vigente la cuestionada estrofa, causante del conflicto, toda vez que dichas medidas  constituyen  tan solo   un paso importante para posibilitar el inicio de la salida de una mente conservadora existente todavía en nuestro medio.

Cuarto:

Porque tal decisión,   del ex Presidente García,  no fue más que una maniobra evasiva a la verdadera solución del problema  que  deviene en ilegal, por transgredir la Resolución de la Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha  18.05. 2005,  la cual  dispone  que la atribución de cualquier cambio en el canto del himno corresponde al Congreso de la República; en efecto,     la declaración 4ta de la  referida Resolución   establece:”…corresponde al Congreso de la República  determinar la o las estrofas del Himno Nacional del Perú  que deben ser tocadas y entonadas  en los actos oficiales  y públicos. En tanto ello no  se produzca mantiene  su fuerza normativa la costumbre imperanteEs decir, el Congreso de la República es el  único Organismo competente, para determinar qué estrofa  se cambia  o no en el canto del himno. En este sentido, dada  las circunstancias, en  resguardo del  ordenamiento jurídico y en cumplimiento de la normatividad vigente, es preciso que el Congreso:  De un lado, adopte una decisión en relación a la    ejecución de la indicada Resolución; y  de otro lado, se  pronuncie también sobre la referida  opinión institucional  del  Colegio  Abogados de Lima  que advierte la   inconstitucionalidad  de la  Resolución del T.C.

Cabe resaltar que, entre las seis estrofas y el coro,  la  sexta estrofa del denominado Himno Nacional es una de las menos inicuas a la mentalidad colectiva, pero ésta  tampoco reúne las condiciones o requisitos  que exige un verdadero himno patrio, ya que si bien la Sexta Estrofa, desde una óptica sintáctica-poética  es bella; sin embargo,  desde un punto de vista semántico,  en cuanto al  sentido y significado de sus palabras, el séptimo y octavo verso,  que dice: “renovemos el juramento que rendimos al Dios de Jacob”, hace que se incurra en una infracción de la Constitución Política del Estado, en relación  a  la libertad de cultos que Ella garantiza; asimismo, genera una relación de dependencia  o pertenencia de un  determinado Dios  a  un  personaje o comunidad. En efecto, esto podría insinuar la existencia de otros dioses,  que podrían implicar  un irrespeto a otras creencias religiosas  y dar la sensación de otros dioses, pues el Dios de Jacob  inicialmente fue conocido como Dios de los Judíos; es decir, dichos  versos hieren la susceptibilidad de otros credos y religiones por discriminarlos, siendo  el Perú respetuoso de todas las religiones y creencias.

De otra parte, el quinto verso “A su sombra vivamos tranquilos,” el cual  asociado  a los anteriores versos, tercero y cuarto, ( “que a los siglos anuncie el esfuerzo que ser libres  por siempre nos dio),  irradia  un mensaje de  pasividad, inactividad y conformismo, dando la impresión  que ya habiendo sido declarados  libres  e independientes nos tocaría      descansar, como si tal   declaración  fuese  suficiente para   consolidar, conservar, gozar  y tener permanentemente activa la libertad, que con  sacrificios  y  esfuerzos  consiguieron  nuestros predecesores, mensaje que no es  nada constructivo,  puesto que la libertad  no es una condición establecida   para que  de por sí y automáticamente, genere los efectos y beneficios  que de  ella emana para merecerla. Pues  la  pasividad    ha permitido, en casi toda la vida Republicana,   el ingreso  de dictaduras así como  del virus   del autoritarismo intra-democrático en nuestro sistema político, recientemente conocido  como autoritarismo competitivo.

Cabe significar que los símbolos patrios no son simples poemas, por muy bellos que sean, sino sobre todo, son representaciones cognitivas y valorativas que constituyen un referente existencial obligado y necesario de las comunidades territorializadas, que  recogen una historia, reflejan una cultura, influyen en el carácter colectivo, inciden en el fortalecimiento  de la espiritualidad cívica y  determinan la mentalidad grupal   señalando  un derrotero histórico, los mismos que    dan  un valor objetivo a dichos símbolos; en tanto que su valor subjetivo  se encuentra en el sentimiento nacional a nivel individual y/o  colectivo.

 

Asimismo los  símbolos patrios no son  meros sistemas  conceptuales, toda vez que son    constructos sociales  que contienen  el imaginario colectivo de una tradición que  se halla   intrínsecamente ligada a la condición humana  de convivencia y   obedecen a una  necesidad de identidad e integridad  individual  o colectiva de una comunidad  organizada.

 

Una sistematización filosófica del estudio  y  análisis de  un himno patrio en general  y en particular del denominado Himno Nacional del Perú,  haciendo uso de  los métodos filosóficos de la fenomenología, la  hermenéutica,  la dialéctica  y la axiología, han permitido  establecer las conclusiones siguientes:

 

  1. Una meditación fenomenológica  muestra  a un himno  patrio como a un objeto cultural que detrás del fenómeno se encuentran  principios inherentes en él  que los sustenta y legitima como tal. En este sentido, nuestro denominado Himno Nacional únicamente posee los principios de intangibilidad y  temporalidad, los mismos que se encuentran  en constante colisión por ser anacrónica y  debido a que  carece del principio de solidaridad.

 

  1. Una   meditación  hermenéutica  lo  señala como un objeto simbólico y sígnico  que conlleva un sentido así como una significación cognitiva y valorativa. Contexto en el cual, cabe recordar  que, los signos además de ser  instrumento  de la totalidad  de las  ciencias, juegan un rol  determinante  en el lenguaje  y en la mentalidad  del hombre. La hermenéutica de los himnos  patrios,  como símbolos, nos indica que  éstos  son signos  formadores y guiadores de la mentalidad y de la consciencia nacional, razones más que suficientes,  para poner atención en el  contenido de los mensajes que conllevan los símbolos patrios. La hermenéutica del denominado himno Nacional permite  determinar también  que  nuestro   símbolo patrio es una apología al lamento y contiene  mensajes negativos que obnubilan la consciencia   y la mentalidad nacional, los cuales  han incidido en la dinámica de la crisis  estructural imperante en el País.

 

Obviamente, la Letra  del denominado  Himno Nacional vigente, no es el único  factor que haya incidido negativamente en la formación  de la mentalidad y consciencia nacional, toda vez que se encuentran,  también, otros factores  como la  baja calidad  de la  educación,  los  complejos de inferioridad  y superioridad  arraigados en la idiosincrasia  de la mayoría de la población, el alto índice de pobreza que  ha limitado  el acercamiento a la  adquisición  de conocimientos,  así como otros  factores, pero ninguno con la sutiliza  y fuerza  del mencionado himno.

 

  1. Una  meditación  dialéctica  permite observar  que   un himno  patrio es  un objeto de cohesión social, cuya existencia o validez como símbolo patrio radica   en su esencia dialógica, que se sustenta en tres elementos:  en el principio de solidaridad,  como factor trascendental   de cohesión social  del espíritu patriótico y, en  los principios de   temporalidad   e intangibilidad que interactúan  en una tensión de  armonía de los apuestos. En el caso de  nuestro denominado Himno Nacional, una meditación dialógica, nos revela  que éste  corresponde a un  seudo himno cuya  esencia dialógica se encuentra  alterada, debido a que colisionan  los principios  de intangibilidad  y temporalidad, no produciéndose  dicha   armonía de los opuestos, por ausencia  del principio de  solidaridad;  por cuanto   en la dinámica  dialéctica de un himno patrio en general, la dialéctica interna de  himno  depende de la dialéctica externa, encarnada en el sistema político imperante que es la que determina el contenido del himno patrio.

 

  1. Una meditación  axiológica permite establecer que los símbolos patrios  constituyen    fuente  y luz  de una vida valorativa humana, que solo se realizan a través de la manifestación  de los sentimientos  previa  la captación  consciente o inconsciente de los valores  que están a su disposición, sea en su  polaridad  positiva  o negativa; asimismo, nos muestra que  dichos  símbolos  tienen un valor objetivo y subjetivo  que dan sentido a la idea de patria.

 

     La reflexión  y uso de tal  método permite   determinar  que el denominado Himno Nacional  infunde   mensajes negativos como el conformismo, la indiferencia, alienación, pesimismo  y desintegración que  conllevan a una baja autoestima  que limita  la captación de los valores  en su polaridad positiva, debido a que los valores son seleccionados y captados  de acuerdo a la capacidad cognitiva  y sentimental  del hombre; es decir,  los valores se encuentra a la espera del influjo  de los sentimientos,  conforme  se puede  apreciar en el cuadro  de la  dinámica  de los sentimientos como sigue :  

 

Los elementos de juicio  expuestos precedentemente  sustentan  la tesis que el Perú carece de himno Patrio y, su sobrevivencia  como himno,  solo se realiza  por la fuerza de los usos y costumbres  mal concebida  y por el imperio la ley de intangibilidad 1801, cuestionable por ser inconstitucional y  carecer de validez  técnica.

 

Una  teoría que no sea útil   es estéril,  razón por la cual  las antes  mencionadas obras  muestran,  también,   una composición literaria  como referente para  un Himno patrio, con una filosofía  valorativa  capaz de revertir los efectos negativos  ocasionados por el denominado Himno nacional,   la cual  puede  ser apreciada además  en los indicados libros se puede ver y escuchar  en la web: www.ventanaperu.org

 

En resumen, las reflexiones precedentemente expuestas  sobre el referido problema  nos lleva concebir:  De un lado, es un mito  creer  que   el actual denominado Himno Nacional sea un himno patrio y con el  cual estemos  rindiendo  un justo homenaje  a la Patria, cada vez que lo  entonamos, el mismo que  además  sería sagrado y   el mejor del mundo  después de la Marsellesa. De otra parte,  es una realidad que, el Perú no tiene himno Patrio por  cuanto, nunca existió ni  existe     himno alguno   con el estemos brindando un justo homenaje  al Perú. Esta cruda realidad, pero al fin verdad   nos  conduce a concebir que   existe una  necesidad, una utilidad y una finalidad apremiantes  que impelen a que se cambie la letra del denominado himno Nacional del Perú y se otorgue  un himno patrio,  con una filosofía valorativa, capaz de revertir los  daños efectuados  en el inconsciente colectivo,  conforme se puede apreciar  en la propuesta de un himno al Perú, como referente   aparecida en la  referidas obras o en la antes en el video  insertado en la  indicada página web. Dicha necesidad,  utilidad  y finalidad podemos concebirlos  como sigue:

 

Necesidad:

  • Necesidad de otorgar un himno patrio real al Perú, como homenaje auténtico y  justo  a la patria que conlleve  una filosofía valorativa para  liberarnos  de un seudo-himno, elemento de opresión mental que obnubila la consciencia nacional generando sentimientos de baja autoestima.
  • Necesidad de  contar con un elemento motivador  y forjador  de  una identidad nacional a fin de   transformar  viejos moldes socio políticos anacrónicos que infunden pensamientos  y sentimientos de indiferencia, indolencia y egocentrismo pasivo de una  manipulación  de  la mentalidad nacional.
  • Necesidad de elevar la baja autoestima que cunde  en la mayoría de la población-  

 

Utilidad:

  • De contar  con un elemento  de fortalecimiento  espiritual y mental   que nos permita   mejorar nuestras  relaciones  con el prójimo  y  nuestros  deberes  con la  patria  y así   fortalecer   la conciencia cívica.
  • De disponer  de instrumento motivador, que conlleve una filosofía valorativa, capaz de cambiar la mentalidad y la consciencia nacional hacia un amor  sincero  y consciente hacia la verdad, el trabajo honesto.
  • De  tener un elemento  de   motivación, al alcance de todos, capaz de orientarnos hacia   una transformación  de las estructuras sociales y económicas. 

 

Finalidad

  • Contribuir a la solución del  problema  del denominado himno Nacional, irresuelto  desde  los inicios de la República, a fin de otorgar un himno real al Perú, en cuanto a su letra, compatible   con su bella música que irradie  sentimientos y pensamientos de fe,  en nosotros mismos y en  la Nación, capaces de orientarnos  a  un destino superior.
  • Dotar  a la sociedad  de un elemento  de común denominador  a fin de   cultivar  y fortalecer los sentimientos de amor, unión  y  cohesión  social, para mejorar la   relaciones sociales y encaminarnos hacia un destino superior, superando  las  diferencias  étnicas,  culturales  y  religiosas que nos separan.
  • De poner en práctica nuestra capacidad de reivindicarnos ante la historia,  de  no  haberse otorgado aún  un himno patrio real al Perú, por  errores y omisiones cometidos por nuestros predecesores, y a partir de hoy empezar a rendir  un justo homenaje de expresión sincera de amor y entrega  a Él, de manera perdurable y  no efímera como viene haciéndose, de esta manera   llegar a  la  conmemoración del II Centenario de la Independencia con  mayor fe y seguridad de hombres de bien, con más nivel cultural cívico.

 

Juridá



[1] Editorial IPCIAL; Oct. 2004

[2] Editorial San Marcos  2009 Nov. 2008

[3] Basil Hall;El Impacto de San Martín en el Perú Roguimasalma Editores 1998; pag. 124.

[4] Carlos Raygada; Historia Crítica del Himno Nacional; Juan Mejía Baca & P.L.Villanueva Editores 1954 Lima Perú

 

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ENLACES:

 

Julio Rivera Dávalos y su propuesta de un nuevo Himno Patrio:

www.youtube.com/watch?v=xjt5NAqdlhY

 

Mito y Realidad del Himno Nacional del Perú:

 

Julio Rivera Dávalos y su tesis sobre el Himno Patrio:

www.youtube.com/watch?v=30ZsL333siA

 

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